Pequeña ave que solo busca el néctar, llega sin preguntar; se va al vaciar lo sustancioso del alma. ¡Sigue pues que tu adiós conmigo ha llegado ya!
De una forma intencionalmente intencionada se llega a caer.
Sin darse cuenta el néctar se llega a regalar.
El vuelo tan encantador, adormecedor es su seducción.
Un ave tan pequeña, tan mentirosamente honesta.
La idea de que es incapaz de dañar.
A pesar que la lección sobre animales heridos a sido explicada ya.
De la misma forma, una vez y otra.
Negará el hecho de haber tomado su jugo.
De haber tomado el alma.
De desconcertar la cabeza.
Una vez más ha salido victoriosa en el mano a mano.
Pareciera que, la reputación sin cuidado le tiene.
Toma el alma, destruye la cabeza y crea intimidad.
Un sentido de pertenencia la convierte en Valquiria.
Honesta cómo falsa, belleza horrible que espanta.
Experiencia en su vuelo, experta en decir adiós.
Querida y pequeña ave, tu ganaste.
Ganaste pero a mi jardín no puedes visitar.
Una vez más lograste ganar, ganar; que ni tu sombra se quiera atender.
Vete con el vuelo encantador. Di adiós como sabes decir.
De forma cobarde, silenciosa y mentirosa.
Yo te digo adiós, tu vuelo puedes encausar, me sigues importando.
Pero en este jardín néctar no vas a encontrar más.
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