lunes, 11 de julio de 2011

No soy nada

Sin pensarlo, pensándolo.
Sin quererlo, lo deseo.
Bajo el aura occidental del amor quise, un día ser su guía.
No quise saber, no pude comprender que; dicho animal para bisutería usa sus lóbulos.
Una vez, hace tiempo. Dos de forma recurrente. La tercera denota idiotez.
No es culpa del deseo, la naturaleza te empuja hacia tu destino oscuro.

El escuchar es sinónimo, de prestar atención a los labios más; no al dolor, implícito y tácito-menester repetir las cosas para ellas- que se quiere hacer saber. No se comprende, que las palabras sirve, la mayoría de casos para comunicar.
¡Divino invento de la mortal humanidad!
¡Ditirambos a la civilización!
Al final, el olvido no lleva una connotación femenina. Como el deseo, es parte de los hijos de Adán, al final el olvido, lo llega a ser también.
No sufren el olvido, el olvido en su cara no llega a cruzarse en el Delfos femenino.
Al final, una vez más; Ignacio dice “Vuelta a empezar, es hora del dolor vivir, al olvido llegar.”
Que fácil no haber llegado a recordar, para que el olvido nunca las llegue a conocer.
Al final, nada llegue a ser.
¿Por qué creo que, recuerdo es mío y el olvido será para mí?
Una vez más, nada fui. Nada llegue a ser.
Vivir sin recuerdos, ni pena, el olvido no llegará.
Una vez más, nada soy.

No hay comentarios: