sábado, 18 de junio de 2011

Miedo

Queriendo prostituir el día de mi Santa se me hace una proposición. La respuesta fue no, el miedo impera en mi ser; no quiero que se detenga el tiempo ese día, una vez más.

Siento que hoy no me encuentro listo, aunque mis fantasmas y yo sabemos muy bien, que eso nunca llegará a pasar.

Mis fantasmas me dicen que el miedo es mi piel. “¿Te imaginas lo que ella pensará?” Me dijo el primer fantasma.
“Eso, si es que ella piensa. Aquí los tres sabemos que la apariencia es algo en ella fundamental. Que las cosas banales son menester en su dieta; no vale la pena” Pensó el segundo, admitía eso como una necesidad fisiológica en su ser.

Destruiría mi cabeza, almacenaría problemas. Entonces, ¿qué?

“Entonces, ¿Qué se puede hacer?” Les pregunte un poco impaciente, molesto y con un leve sentimiento a enfermedad.

“Una cosa se puede analizar, la oscuridad es únicamente ausencia de luz. Si ella no se ve, no existe más que solo en tu cabeza. No la veas y serás feliz. Miedo nunca llegarás a sentir.” Contestó el segundo fantasma, probablemente el más inteligente y el que más poseía mi cabeza, alma y cuerpo ya.

El primer fantasma vio como otra guerra más por mi voluntad perdía.

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