jueves, 28 de abril de 2011

No se siente, no lo siento

Las mentiras se mostraron una vez, más no quiero saber. No pudiste dejarte ver, quisiste darte una etiqueta artificial. Lo natural lo desechaste sin chistar.

En un inicio fui como un gato. Arrogante, interesado sí; pero el gato es sincero, va de frente y pide solo lo que quiere. Pide cariño, cuando así lo siente y se va al querer estar en soledad.

En tu estupidez, asombrosa estupidez; quisiste ser alguien que jamás podrás siquiera imitar. Ese ideal que mueve mis aspiraciones al amanecer; no te corresponde por tu suciedad.

En mi egoísmo quise poseer solo aquello que me hacía sentir placer. Nada con querer conocer tu vejez, nada con querer recibir tu amanecer.

Es por estas causas, son esas razones que me dicen. Que El amor que por ella se siente; no existe para ti, no es este tu hogar. Ni siquiera pido perdón por aquello que te lastimó.

Todo esto—es tan poco—es a lo que puedes aspirar; lo que te puedo otorgar. No me arrepiento, no lo siento. Porque, por ti justamente eso, precisamente eso; no lo siento.