miércoles, 20 de abril de 2011

El día que el alma murió

Estar embrujado con tu belleza. Paralizado con tu caminar, dulce certeza que se siente al ver un ángel pasar.

No se pudo, no fue verdad. Atención no me quisiste dar. De romántico es que peco, compréndeme mujer, pues en mi corazón yo hoy te siento.

No me viste, no quisiste, no pudiste. ¿Qué más da? Lo único cierto es que ese día no me pudiste dar, caminaste a mi lado en tu insignificante tamaño; tus pasos marcaron tu camino. Camino en el que no me supiste encontrar.

Ese día, entonces fue el día que deje de respirar. Sin tu mirada mi alma murió sin chistar. Ese fue el día que mi alma tu llegaste a matar.

No hay comentarios: