miércoles, 5 de enero de 2011

La Cabaña de Sils-Maria

Un suelo sin tierra, un suelo compuesto por hojas que yacen muertas pero que a su vez, dan la bienvenida a la vida una vez más al otoño. En el cielo no hay nubes solamente un color celeste que se logra ver entre tantas ramas que se tienden la mano y abrazan; entre todas son el hogar de aves; el silencio es puro y frio.
¿Será que es así Sils-Maria?
El aire es pesado pero posee una dinámica esperanzadora, en gran medida por los rayos que regala el sol por la mañana que tiene un color y aroma tenue sinónimo de paz.
Tiende a ser un lugar que recuerda alegrías, que transmite dolor; pero que aun así incita a conmemorar los recuerdos con un plácido silencio. Este es mi hogar. Que siendo egoísta debe ser compartido con quien lo aprecie y a su vez; merezca.

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