lunes, 9 de agosto de 2010

Odio por el espacio geográfico, cultural y social

El odio se acrecienta día a día así como Fritz; mi maestro Fritz dijo que “el simple hecho de tener un alemán me da indigestión”. (Ecce Homo)
Es entonces que veo, que mira mi ser las cosas y los seres que me aborrecen; por no decir precisamente el humano. Ser tan bullicioso que todo lo que quiere lo tiene y lo destruye. (Por ejemplo recursos naturales, la factura aun no ha sido pasada en su totalidad)
El trato, el movimiento y la ejecución de los actos hacia sus semejantes; es tan estúpido, irrisorio y al mismo tiempo triste; ¿es que el humano ha perdido el rumbo? ¿Es que alguna vez fue capaz de tenerlo?
Qué razón tenía entonces el Filólogo que se convirtió en uno de los pensadores mas influyentes del siglo XX y por consiguiente en este espacio de carne que lleva por nombre el mío, llegó a incidir tanto que lo tiene apologizado en un nivel que se pretende alcanzar, que razón tenía entonces a la hora de odiar a una de las culturas que ante el ojo “critico” moderno fue una de las mas prominentes desde los mismos griegos.
Y ahora, hoy no se observa una dirección de mis coterráneos- aunque no tiendo a encontrar una sola característica de los mismos en mi persona; no hay algo que me indique que somos en efecto, coterráneos- donde solamente dejan ganas de dejarlo todo y nunca más volver en un plano físico.
La construcción, la edificación social en la que se encuentra un aspirante a dionisiaco y filólogo pareciese que no tiene bases; y si en dado caso las tiene no me son suficientes, es más; me resultan asquerosas y ofensivas.
El odio no ha hecho más que empezar y luego de empezar solo queda más remedio que alimentarlo, al tenerlo propiamente construido alejarse y odiar a la distancia.
¿Qué hubiese hecho Fritz?
Tomamos el ejemplo planteado en “He aquí al hombre” y no se tomará en cuenta consejo conciso, se tomará un consejo basado en pensamientos propios, evitando así que su misma estatua- que tanto admiro- llegue siquiera algún día a dañarme.

Inexistentes lectores, esperar la continuación de un aforismo que ni de lejos (al menos no en estos proximos 50 años) será tomado en serio....

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