sábado, 21 de agosto de 2010

Mujer sin palabras

Te reconocí en la misma hora de los insultos del alma.
Llegue admirar tu forma tan pronta, irrisoria, instintiva y poco difícil de hacerme odiar.
No son más que estas pocas líneas que te pueden dar al menos un reconocimiento de tu condición, una sucia condición.
¡Y tu estado es permanecer sin mis palabras, por toda una eternidad!
No puedo odiar quien soy, odio de manera tan fácil en quien tu me puedes convertir.
Tómese nota, léase la misma; pues es el poema que nunca más se ha de pronunciar.
Mujer sin palabras por siempre serás.

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