Tú libertad llega a ser un deseo incesante y enfermo de la seducción.
Hoy, de noche y ayer de madrugada me lei mis manos.
Acaricie la herida y en ella encontré el aprendizaje.
Felíz y mejor eres pues; sin mí.
A tu felicidad entregate en diversas oportunidades.
Por mi parte; he ganado, crecido y aprendido.
Un amante del arte que no se sacía con lo real.
Ganando voy; que tu felicidad seductora puedas encontrar.
Por siempre y en algún momento; tuyo.
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